El 31 de agosto de 1969 la selección peruana de fútbol enfrentó a su similar de Argentina en la mítica cancha de la Bombonera, el resultado de este encuentro fue empate a dos goles por bando. La importancia de este resultado tiene múltiples vistas: por un lado significó la clasificación de la “Blanquirroja” a un mundial por méritos propios, ya que debemos tener presente que nuestra participación en el mundial italiano de 1930 fuimos invitados por los organizadores, por otro lado durante toda esa eliminatoria y sobre todo en este encuentro quedó grabada en la memoria colectiva peruana y de toda América del sur el estilo de juego peruano caracterizado por el respeto y el buen trato del balón. Sin lugar a dudas este fue el punto más alto del balompié nacional a lo largo de toda su historia.
Esta campaña coincide con las reformas del General Juan Velasco Alvarado, quien aprovechó hábilmente los triunfos futbolísticos para usarlo como emblemas de la revolución peruana. Velasco estuvo presente durante todas las eliminatorias al lado de nuestros jugadores: antes del partido inaugural contra la selección Argentina en Lima, el Presidente invitó a toda la delegación peruana a Palacio de Gobierno para la ceremonia de entrega de camisetas jugador por jugador, también antes del decisivo encuentro ante la selección boliviana el General apareció en un abarrotado Estadio Nacional y realizó una vuelta olímpica, esta acción fue bulliciosamente celebrada por los aficionados, finalmente cuando la selección peruana logró la clasificación, Velasco organizó una espectacular recepción para nuestros héroes deportivos. Estas acciones fueron programadas por la propaganda velasquista con la finalidad de buscar aprobación popular para sus medidas políticas.
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